Iniciaremos un grupo de publicaciones dedicadas a cómo podemos, como padres y madres, promover la Inteligencia Emocional en nuestros hijos/as. Obviamente, antes de saber si queremos o no promoverla tendremos que saber qué entendemos por inteligencia emocional:
Sintetizando mucho, podemos definir la Inteligencia Emocional como la capacidad, a nivel intrapersonal, de detectar mis emociones y sentimientos, de valorarme de forma equilibrada (autoconocimiento: autoconcepto y autoestima), de regular mis estados de ánimo y mis implusos… Y a nivel interpersonal, se centraría en la capacidad de relacionarme con las personas que me rodean desde la empatía y la escucha activa, expresando y defendiendo mis ideas e intereses, teniendo a la vez en cuenta las de los demás.
¿Qué hace que sea importante trabajar la Inteligencia Emocional en los niños/as?. Hemos de tener presente que no se nace con un determinado nivel de Inteligencia Emocional, se trata más bien de capacidades que se van adquiriendo y desarrollando a lo largo de la vida y, este aprendizaje, se inicia desde el momento en que nacemos, en la familia. Un adulto con elevada inteligencia emocional ha tenido, en la inmensa mayoría de los casos, un ambiente familiar que ha favorecido que pudiese adquirir esas competencias.
Las personas con competencias emocionales elevadas tienen mayores y más satisfactorias relaciones sociales, se caracterizan por ser optimistas y alegres, manejan las dificultades de forma más efectiva, se sienten bien consigo mismos/as, son valorados/as por las personas que les rodean… ¿no quiere esto cualquier padre o madre para sus hijos?
A lo largo de siguientes publicaciones iremos profundizando en las diferentes capacidades de la Inteligencia Emocional y en cómo podemos potenciarlas desde el entorno familiar. Hoy os proponemos, de forma genérica, como introducción, una primera técnica, sencilla, fácil de aplicar en familia y, a la vez, de gran riqueza y potencial. Trabaja dos aspectos clave en la inteligencia emocional: la autoestima y la detección/expresión de emociones y sentimientos. Al mismo tiempo, favorece la creación de “espacios” familiares en los que poder hablar de lo que hay por debajo de nuestras acciones: las emociones.